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Oct, 18, 2006


 

 

 

 

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CUANDO EL MARIDO ESTA DESEMPLEADO (I)

Martita Fresno M.

La realidad de un marido y de un padre que perdió el trabajo es complicada y muy dura. Incluso desesperante porque no se sabe cuánto durará. Este artículo (dividido en dos partes) les dará un panorama de la situación y medidas concretas para superarla.

 

Cuando los que alguna vez en su vida han quedado desempleados, que la sensación de quedarse sin trabajo es confusa y desconcertante. "Para la mayoría de los hombres la sola idea de perderlo es aterradora. Ellos saben que su casa seria un hogar estable en la medida que tengan trabajo", afirma la psicóloga Isabel Diez. En la inmensa mayoría de los casos, los hombres se entregan profesionalmente en un 100% y dan lo mejor de sí, entonces cuesta entender la situación. "Porqué yo y no el del lado", se preguntan.

Sin duda, la personalidad juega un papel relevante al momento de enfrentar la pérdida del trabajo, independiente del cargo, puesto o sueldo que tenían. Existen hombres positivos, seguros de sí mismos y bien dispuestos a salir adelante como sea. Otros, en cambio, tienden a rebelarse, a culpar a todos los que lo rodean de su situación y son incapaces de ver la mano que algunos tratan de tenderle.

Y ahora ¿qué?

Al principio, los hombres tratan de seguir con la rutina a la que estaban acostumbrados, pasando muchas horas fuera de la casa: van a ver a los amigos, fijan algunas entrevistas, hacen uno que otro contacto; la idea es no estar en la casa: "El estado de ánimo va estrechamente relacionado con el número de horas que el hombre empieza a pasar en su casa. Porque el lugar donde a él le parece lógico realizarse profesionalmente es en su trabajo, en ese ambiente, con sus papeles, reuniones y el teléfono", dice la psicóloga Claudia Grez.

El mal humor y la irritabilidad se hacen más potente cuando ya no hay más donde ir, cuando no hay más entrevistas, cuando nadie llama... Aquí el panorama empieza a tomar otro color y otro sabor. Porque ha pasado más de un mes y no hay nada a la vista. Aparece también la rabia; a raudales en muchos casos, porque existe la sensación de abandono y de traición por parte del entorno. En otros, aflora la desconfianza, la inseguridad en sí mismo o, incluso, una fuerte amargura. No es difícil darse cuenta, al oírlos hacer bromas crueles a la hora de comida, provocando angustia en los hijos y en la mamá, la que empieza a cargar, además con el peso anímico de la familia.

Por otro lado, a estas alturas el tema "dinero" ha tomado otra dimensión, sin duda mucho más alarmante. El pago de la liquidación (si hubo) se está agotando y muy pocas familias tienen ahorros a los que recurrir. De hecho, existe una inmensa mayoría que además de no contar con un peso de reserva, tiene innumerables deudas. Entonces a este cuadro de cesantía pueden añadirse agravantes: tarjetas de crédito y de casas comerciales quedan impagas, llegan cartas de cobranza, se bloquean alternativas de pago, y en muchos casos sobreviene algo peor; el nombre de la persona que busca trabajo aparece en listados de morosidad y cuando una empresa pide informes comerciales de quien solicita trabajo, este dato juega en contra.

Sin ánimo de echar leña a la hoguera, la psicóloga Grez hace notar cómo la cesantía pone de manifiesto el buen o mal uso que una familia ha hecho de sus recursos. Sea cual sean los ingresos, una cuota de ahorro debiera existir siempre, pues los imprevistos —no sólo la cesantía- existen. Dicho de otro modo: es mala política familiar vivir eternamente sobrepasado por los gastos, y remisamente habría que ubicarse en un nivel de vida y de gastos que deje cierto margen para reaccionar ante eventualidades como falta de trabajo, enfermedad, etc.

Claudia Grez hace una distinción entre estas dos situaciones: cuando un jefe de familia no ha permitido que se le disparen los gastos y no tiene deudas, más aún, algo ahorrado, el estar sin trabajo implica no tener nada qué hacer, pero no se siente con la soga al cuello. "Verá afectada su autoestima, pero al menos tendrá cubiertas las necesidades básicas por un tiempo", señala.

La próxima semana hablaremos sobre el impacto que esto tiene en la esposa y los hijos.

 

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