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Ene. 09, 2007


 

 

 

 

 

 

Crecimiento en madurez y valores

La persona que va creciendo en madurez mental y emocional, va creciendo en libertad.

En efecto, al tener criterios firmes y convicciones propias, fruto de su madurez mental, no es fácil presa de la manipulación, de las modas, de lo novedoso, del qué dirán….Por otra parte, su autodominio, fruto de la madurez emocional, le libera de las ataduras de la comodidad, de la pereza, de los instintos,…  La madurez social le capacita para abrirse al amor.

¿Que papel juegan los valores en este proceso de maduración? En la tarea de educar, convendrá tener muy claro que la adquisición de unos valores u otros depende de la edad.  Los valores no se adquieren a la vez ni de manera anárquica, sino que requieren un proceso acorde con la edad psicológica, carácter, etc. de la persona.

Esto nos recuerda que la educación es un proceso personal, que cada persona sigue un ritmo distinto y que la masificación supone un golpe fatal a la educación.

La maduración no es “ir quemando etapas” sino pasar de una a otra paulatinamente. Los valores se entrelazan unos con otros: ser laborioso exige ser ordenado, constante, recio: ser responsable exige ser sincero, honesto, etc.

El proceso de maduración implica adquirir valores, una lucha concreta en la que la persona no se quede en soñadores deseos de mejora sino que día a día y con actos concretos vaya poniendo por obra esos deseos. Esto se conoce como adquisición de hábitos.

Resulta una quimera querer ser ordenado sin realizar actos concretos de orden  (horario, recoger los libros después de estudiar, etc.) o ser sincero si no se ejercita la sinceridad cada día, hasta en aquello que llamamos “mentiras inocentes”.

Sería, por otro lado una falta de maduración (tanto en el adolescente como en el adulto) el que se repitieran estos actos sin que la persona los tomara como propios, es decir, que los realizase sin interiorizarlos, o por el miedo a ser visto y no por un acto de libertad.

Un signo de madurez es ser sincero, ordenado o solidario porque se quiere serlo, porque se entiende que eso es lo bueno. Este argumento es muy válido entre los adolescentes quienes siempre dicen hacer las cosas porque quieren.

Obviamente los argumentos anteriormente expuestos no son válidos para los niños pequeños. A estos habrá que ayudarles para que realicen aquellos actos, hábitos, de que hablamos, y hacerles ver la bondad de lo que hacen (ayudar a poner la mesa, decir la verdad, etc.) y la alegría que produce el bien.

Quien repitiera los hábitos de manera mecánica, sin haber interiorizado su valor y sin hacerlos propios, estaría en un proceso de adiestramiento (repetición mecánica) y no de educación, ya que, como ya se ha dicho, la educación exige libertad y responsabilidad personal.

Por tanto la educación exige un proceso de mejora personal encuadrado dentro de la libertad y globalmente orientado hacia el amor. La adquisición libre de valores ayuda en el proceso de maduración de la persona llevándole a ser mas plenamente persona, con más capacidad de amar y por tanto más capaz de ser feliz.

 Lic. Rosa Elena Ponce V. 

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