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Ene. 17, 2007


 

 

 

 

 

 

HIJOS QUE NO LLEGAN

¿Qué ocurre en la intimidad de un matrimonio cuando se asume que no habrá hijos biológicos?

Ana María Gálvez de la Revista Hacer Familia

Alejandro San Francisco y Catalina García-Huidobro tuvieron la generosidad de abrirnos su corazón. Este es su testimonio:

“Para lo único que no estaba preparada era para no tener hijos”, señala con sinceridad Catalina García Huidobro, la esposa de Alejandro San Francisco. Una prueba dura para una pareja cuyo compromiso con la vida es público y que se casaron en 1998, después de cuatro años de noviazgo, con la ilusión de que tendrían una familia numerosísima. “Doce o quince niños por lo menos”, como lo proyectaba Alejandro en una entrevista que se le hizo cuando era presidente de la FEUC.

Son muy distintos. Él es más racional y “la Catita”, como le dice su marido, es más corazón. Se complementan bien, tienen una profunda comunicación y conjugan características como la simplificación de él, que “raya en la irresponsabilidad” según Catalina, y la pasión de ella, que les han ayudado a enfrentar con naturalidad una prueba que, en muchos otros matrimonios, causa profundas heridas difíciles de sanar. En un breve viaje a Chile que hicieron desde Inglaterra  (Alejandro está en Oxford haciendo un doctorado) tuvieron la grandeza de compartir con nosotros su intimidad.

¿Qué  pasó cuando vieron que pasaba el tiempo y no había embarazo?

Catalina:  Siempre pensé, y se lo dije a Alejandro cuando éramos novios, que no sabía lo que me pasaría si no pudiera tener hijos. Llegarían los hijos cuando Dios quisiera, pero era obvio que tendríamos muchos. Soy profesora básica y mis alumnas son lo máximo. Me comencé a presionar muy pronto. Una amiga española me aconsejó quedarme tranquila porque el  tiempo normal para embarazarse es de dos años. Así que nos relajamos.

Y tú Alejandro, ¿cuándo te presionaste?

Nunca. Soy súper providencialista y estoy seguro que todo ocurre por algo. Y así como queríamos tener muchos, pero muchos hijos, no hemos tenido ninguno. Por algo será. Siempre digo, Dios no se equivoca. Al principio, me preocupaba por la Catita. Tuve que pedir consejo, no entendía por qué se angustiaba tanto, cuando creemos lo mismo. Ella me fue explicando lo que le pasaba. También que si bien uno está abierto a lo que pase, había que tomar medidas para ver por qué nos estábamos demorando en tener hijos. Fui más lento. Me cayó el veinte después. Yo quiero ser papá y la Catita mamá, pero es distinta la profundidad con la que uno anhela ser cada cosa.

¿Qué hicieron cuando pasó el tiempo prudente de espera?

Catalina:  Después de dos años y medio fuimos al doctor. Una cosa importante fue elegir el médico correcto porque no estábamos dispuestos a realizar un montón de cosas.

Alejandro:  Hoy el tema es muy arbitrario. Está establecido el derecho a tener hijos a cualquier costo. Los extremos van, en los países desarrollados, desde comprarlos hasta fabricar un hijo, como quien arma un automóvil con todos los recursos disponibles. Hay que tenerlo claro, porque abundan los consejos y los bombardeos que llegan por los medios de comunicación.

¿Pero qué pasa cuando se cierra la puerta desde el punto de vista biológico?

Alejandro:  Yo no la he cerrado. Me ha tocado conocer gente, incluso un amigo que llevaba diez años casado sin tener hijos y que milagrosamente los pudo tener. Son casos excepcionales, pero creo que uno nunca puede cerrar las puertas del futuro, porque no se puede predecir.

Esta es la respuesta de una pareja de fe, pero ¿qué pasa en lo humano?

Catalina: Es cierto, somos una pareja de fe y las probabilidades de que tengamos un hijo biológicamente son muy, muy bajas. Cuando lo supe me dio una pena tremenda y lloré mucho por una acumulación de cosas, por cansancio, por tensión. Me pregunté ¿por qué a mí? Me rebelé, me acordaba de esa frase que había dicho que para lo único que no estaba preparada era para no tener hijos y pensaba ¡por eso me vino este castigo! Cuesta entender las cosas de Dios.

Alejandro:  Lo fundamental es conversar mucho y tener criterios comunes porque eso une y da mucha paz. Hay parejas que se dejan llevar por lo que el doctor les sugiere: uno está de acuerdo y el otro no y ahí comienzan las crisis.

¿Y qué camino tomaron?...continuaremos con el final de esta entrevista la próxima semana

 Lic. Rosa Elena Ponce V. 

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