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                Feb. 26, 2007    Boletín No. 245


 

 

 

 

 

Celos, miedos, rabietas y ansiedad en los niños

Natalia Pascual

Los celos son la causa de muchos conflictos que se manifiestan en la infancia. Esta emoción puede llevar a un descenso de la propia estimación. En los niños de 1 a 5 años son frecuentes, pero puede convertirse en una emoción exagerada cuyo predominio en la personalidad provoca serias dificultades y pueden alterar fuertemente la personalidad del niño.

La base de los celos suele ser el deseo del niño de monopolizar a los padres o cualquier persona querida. La llegada de un nuevo hermano desata los celos, debido a la rivalidad fraterna que se produce y una forma de evitarlo es haciéndolo partícipe de la llegada de su hermanito, es decir, desde antes del nacimiento decirle que van a tener un nuevo miembro, hacerlo sentir a él importante que tiene su lugar y que la llegada del hermanito no cambiará el lugar que él tiene ni el cariño que los papás le tienen. En cualquier caso de celos lo básico es darle seguridad al niño de que es querido y aceptado.

El sentimiento de miedo es normal cuando lo que se pretende es la precaución, y así conservar la integridad física del niño ante amenazas exteriores. Pero existe otro tipo de miedo, consistente en ver un peligro donde no lo hay. Este ya no es normal, aunque es relativamente frecuente. Generalmente los niños tienen miedo porque se lo provoca el ambiente, hay adultos que utilizan el recurso de la sugestión para forzarles a un determinado comportamiento (Ejem.: “si no dejas de llorar viene la enfermera y te pone una inyección”). Estos síntomas se presentan más en niños inseguros, por lo que el modo de evitarlo es proporcionando al niño lo que le falta: seguridad.

En cuanto a las rabietas, los niños responden a las frustraciones con estados de mal humor, y se ha podido comprobar cómo los niños con estallidos de cólera tienen padres o muy represivos o muy sobreprotectores, aunque siempre habrá diferencia entre las rabietas que tienen un origen de frustración afectiva y las que son producto de un pequeño problema pasajero. La postura más correcta de los padres ante esta situación no es ni la represión ni la cesión ante las exigencias del hijo, sino responder con una actitud serena y cariñosa, pero firme.

La ansiedad es un temor difuso que experimenta un niño y que no depende de un estímulo externo concreto. Un modo de manifestarse es la ansiedad de separación que suele presentarse con frecuencia en los primeros momentos de la entrada del niño en la escuela. También puede manifestarse por la incapacidad de visitar a parientes o amigos sin la presencia de la madre o del padre. Con frecuencia se produce en el medio escolar, por lo que se le ha llamado fobia a la escuela pero no es el miedo a la escuela lo que la ocasiona, sino el temor de separarse de su madre.

  Lic. Rosa Elena Ponce V. 

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