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www.emergencia.org.mx           May. 30, 2007    Boletín No. 312


 

 

 

 

 

El amor debe ser firme. Parte II

Dr. James C. Dobson,

La semana pasada, en la primer parte de este artículo, el autor nos comentaba que ante la inminente separación de una pareja el cónyuge rechazado muchas veces recurre al llanto, desesperación y súplica de que no se aleje al cónyuge frío, y ese comportamiento llega a tal punto que éste último se siente enjaulado, atrapado, empeorando más la situación pues se pierde el respeto tanto por uno mismo como por el otro. El entonces recomendaba “abrir la jaula”, es decir, si rogar y suplicar son métodos ineficaces para atraer al otro, lo que debieran es darle a entender su propia versión del siguiente mensaje, cuando se presente la ocasión apropiada:

““Fulanito”, he atravesado momentos muy difíciles desde que decidiste dejarme, como ya lo sabes.  Mi amor por ti es tan profundo que sencillamente no podía enfrentar la posibilidad de una vida sin ti.  Para una persona como yo, que esperaba casarse una sola vez y permanecer en ese matrimonio por toda la vida, es un golpe muy severo ver que nuestra relación se desintegra.  Sin embargo, he hecho un examen profundo de mí misma, y ahora me doy cuenta de que he estado tratando de retenerte contra tu voluntad.  Eso simplemente no puede hacerse.  Al reflexionar en nuestros días de enamorados, y en los primeros años juntos, recuerdo que te casaste conmigo por decisión libre y propia tuya.  No te retorcí el brazo ni te soborné.  Fue una decisión que tomaste sin ninguna presión de parte mía.  Ahora tú dices que quieres librarte de este matrimonio y, obviamente, tengo que dejarte ir.  Estoy consciente de que no puedo obligarte ahora a que te quedes conmigo más de lo que podía haberte obligado a que te casaras conmigo.  Eres libre de marcharte.  Si nunca me vuelves a llamar, aceptaré tu decisión.  Admito que toda esta experiencia ha sido muy dolorosa, pero saldré adelante. .”

Lentamente, casi sin poder creerlo, el cónyuge enjaulado observa que la puerta de la jaula comienza a vibrar un poco, y luego comienza a abrirse.  No puede creerlo.  Ahora lo deja libre esa persona a la cual se sentía encadenado de manos y pies por años.  Ya no es necesario batallar para librarse de sus insinuaciones que lo encadenan.

"Pero debe haber gato encerrado --piensa--.  Es demasiado bueno para ser verdad.  Las palabras salen fácilmente.  Eso es nada más que otro truco para retenerme.  En una o dos semanas volverá a llamar por teléfono llorando y suplicándome que vuelva a casa.  Ella es débil, y se doblegará otra vez por las presiones."

Es mi recomendación, que el cónyuge rechazado le demuestre a su cónyuge que está completamente equivocado en tal conclusión.  Déjelo que se rompa la cabeza por unas cuantas semanas preguntándose como le irá a usted.  Sólo el transcurso del tiempo le convencerá de que usted hablaba en serio, de que él realmente es libre.  El puede hasta tratar de someter a prueba su decisión durante este tiempo mediante gran hostilidad e insultos, y flirteando con otras personas.  Pero una cosa es cierta: estará vigilando en busca de señales de fortaleza o debilidad.  Los vestigios del respeto penden de un hilo.

Si el cónyuge más vulnerable pasa la prueba inicial  y convence al otro de que la libertad es segura, comenzarán a ocurrir algunos cambios muy interesantes en su relación.  Cada situación es única, y estoy simplemente describiendo reacciones típicas; pero estos sucesos son extremadamente frecuentes en las familias que hemos observado.  La mayoría de las excepciones representan variaciones del mismo tema.  Tres consecuencias distintas pueden esperarse cuando una persona que anteriormente era "posesiva"  deja libre al cónyuge frío:

1.   El cónyuge atrapado ya no siente que sea necesario luchar contra el otro, y su relación mejorará.  No es que el amor haya renacido, necesariamente, pero la tensión entre los dos cónyuges a menudo se reduce.

2.   A medida que el cónyuge frío comienza a sentirse libre otra vez, la pregunta que se había estado haciendo cambia.  Después de haberse estado preguntando por semanas o meses: "¿Cómo puedo zafarme de esta cadena?", comienza a preguntarse: "¿Quiero realmente zafarme?"  El hecho de saber que puede salirse con la suya a menudo le quita el incentivo de querer realizarlo.  Algunas veces le hace darse una vuelta de 180º, y le trae de regreso al hogar.

3.   El tercer cambio ocurre, no en la mente del cónyuge frío, sino en la mente del cónyuge vulnerable.  Increíblemente, se siente mejor, como que de alguna manera tiene la situación bajo control.  No hay mayor sufrimiento que atravesar un valle de lágrimas, esperando en vano que el teléfono suene, o que ocurra un milagro.  En lugar de eso, la persona comienza a recobrar el respeto de sí misma, y a recibir a cambio pequeñas pruebas de respeto.  Aun cuando es difícil dejar en libertad de una vez por todas, hay amplias recompensas al hacerlo.  Una de las ventajas incluye el hecho de sentir que uno tiene un plan, un programa, un curso definido de acción, para seguir.  Eso es infinitamente más atractivo que el experimentar la profunda desesperación e impotencia que sentía anteriormente.  Poco a poco comienza el proceso de sanar.

Hay ocasiones en que es imposible retener al cónyuge, no hay ninguna culpa al aceptar algo que está fuera del control de uno.  Así, la aceptación de lo inevitable trae como consecuencia la paz interior tan necesaria para tomar las decisiones más acertadas para la salud de uno mismo.

 Lic. Rosa Elena Ponce V. 

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