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www.emergencia.org.mx           Sep. 26, 2007    Boletín No. 397


 

 

 

 

 

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La comunicación (y las discusiones) entre los cónyuges. Parte IV

Por Tomás Melendo

Director de los Estudios Universitarios sobre la Familia

Universidad de Málaga (UMA), España

Algo más que charlar

En cualquier caso, y una vez asentada la necesidad del diálogo, resulta imprescindible volver a advertir que comunicarse es algo más que un simple conversar o platicar. Presenta, en cierto modo, un doble objetivo: la verdad —el conocimiento efectivo de la realidad tal como es— y el amor.

Comunicarse es, en primer término y por encima de todo, medio insustituible para alcanzar la verdad y resolver los problemas que pueda plantear la familia; y es también y simultáneamente un instrumento soberano para facilitar el amor, haciendo partícipe al cónyuge de los propios sentimientos, de las propias necesidades, alegrías, expectativas y esperanzas.

Consiste en «bajar la guardia» por completo y colocarse hondamente en contacto con el otro para dejarse conocer y conocerlo hasta el fondo; en trasvasar el contenido más íntimo y pleno de lo que nos constituye como persona a la persona, también vívida y sobreabundante y receptiva, del otro.

De ahí que se pueda incluso hablar mucho sin que exista real comunicación: no hay nada de verdadero interés en el mundo que nos rodea que reclame nuestra atención esforzada; ni nada serio, vital, dentro de uno, susceptible de ser ofrecido y acogido amorosamente por nuestro interlocutor.

Cabe charlar de deportes, de la moda, de dinero o de chismes de los vecinos sin comunicar lo que se vive por dentro (a veces, tristemente, porque esa interioridad, poco o nada cultivada, se asemeja bastante a un desierto despoblado y árido). Hay gente tan locuaz como celosa de la propia intimidad.

Por desgracia, vemos bastantes matrimonios en que la comunicación primero se da por supuesta y luego —en fin de cuentas, por miedo al rechazo: por no advertir que somos queridos incondicional y gratuitamente— se teme; se suprime el coloquio personal y se silencian o eluden los problemas. Los espacios vacíos los llena entonces la televisión, el periódico, Internet, un pasatiempo, el teléfono, etc. De una manera muy especial la profesión, incluida la de ama de casa, puede transformarse en un refugio para evitar el diálogo cara a cara.

Una advertencia importante

Como se habrá podido observar, el concepto de comunicación que estoy esbozando resulta más amplio y rico de lo habitual en contextos similares.

Lo que con frecuencia se expone adolece de un doble defecto de perspectiva:

Por un lado, de manera no del todo consciente, los pretendidos «expertos» se dejan arrastrar en exceso por el modelo de comunicación más normal en nuestra cultura: el de los mass media, en los que adquieren un papel privilegiado los factores técnicos y estructurales y la categoría de los signos.

Por el contrario, para que un matrimonio vaya adelante y se perfeccione, se requiere algo mucho más personal y cálido que la simple transmisión de informaciones. Es necesario, como antes apuntaba, un trasvase de lo más propio e íntimo que la persona posee; y esto tiene que ver más que con la capacidad de expresión oral, con la actitud recíproca de los esposos y, en definitiva, con la grandeza de su amor mutuo y de su entrega.

En segundo término, no es infrecuente que, en las sesiones de orientación públicas o privadas, la falta de comunicación se convierta en una especie de talismán explicativo o, si se prefiere, de chivo expiatorio sobre el que se cargan prácticamente todos los problemas surgidos en la vida conyugal.

Y no es que se trate de algo irrelevante, ni mucho menos. Pero, por lo común, no representa la razón última de las disfunciones de un matrimonio: con bastante frecuencia se convierte en la pantalla que oculta otras causas más profundas y globales, que son a las que conviene intentar poner remedio… no solo mediante la invención y puesta en práctica de procedimientos técnicos, sino de ordinario modificando hondamente las disposiciones y la actitud personal de los cónyuges.

Dentro de los límites de este escrito, en las páginas que siguen atenderé a ambos tipos de factores: los que permiten una mejora inmediata de la comunicación y los que implican y facilitan una mudanza de fondo en la relación interpersonal de los cónyuges.

Continuará

  Lic. Rosa Elena Ponce V. 

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