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www.emergencia.org.mx           Feb. 28, 2008    Boletín No. 509


 

 

 

Un cuento de Paulo Coelho

Colaboración: Rigoberto Villalobos

Un Hombre,  su caballo y su perro iban  por  una   carretera.  Cuando pasaban cerca de un árbol enorme cayó  un  rayo  y  los  tres murieron fulminados. Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado este mundo, y prosiguió su camino con sus dos animales (a veces los muertos andan cierto tiempo antes de ser conscientes de su nueva condición…)

La carretera era muy larga y colina arriba. El sol era muy intenso, y ellos estaban sudados y sedientos. En una curva del camino vieron un magnífico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro.

El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y entabló con él, el siguiente diálogo:

- Buenos días.

- Buenos días. Respondió el guardián

- ¿Cómo se llama este lugar tan bonito?.

- Esto es el cielo. Respondió el guardián.

- ¡Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos!

- Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera. Y el guardián señaló la fuente.

- Pero mi caballo y mi perro también tienen sed…

- Lo siento mucho – Dijo el guardián – pero aquí no se permite la entrada a los animales.

El hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber sólo. Dio las gracias al guardián y siguió adelante. Después de caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puerta vieja que daba a un camino de tierra rodeado de árboles..

A la sombra de uno de los árboles había un hombre echado, con la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía.

- Buenos días – dijo el caminante.

- El hombre respondió con un gesto de la cabeza.

- Tenemos mucha sed,  mi caballo, mi perro y yo

- Hay una fuente entre aquellas rocas – dijo el hombre, indicando el lugar. Pueden beber toda el agua como quieran.

El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed. El caminante volvió atrás para dar gracias al hombre

- Pueden volver siempre que quieran – Le respondió éste.

- A propósito ¿Cómo se llama este lugar? – preguntó el hombre.

- CIELO.

- ¿El Cielo? ¡Pero si el guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era el Cielo!

- Aquello no era el Cielo. Era el Infierno – contestó el guardián.

El caminante quedó perplejo.

- Deberías prohibir que utilicen su nombre! ¡Esta información falsa debe provocar grandes confusiones! – advirtió el caminante.

- De ninguna manera! – censuró el hombre. En realidad, nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar a sus mejores amigos… 

Jamás abandones a tus verdaderos Amigos. Porque: Hacer un Amigo es una Gracia, Tener un Amigo es un Don, Conservar un Amigo es una Virtud, Ser Tu Amigo! Es un Honor…

Lic. Rosa Elena Ponce V. 

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